La borrasca Filomena (enero del 2021) ha sido inolvidable. Nevar tanto donde no se está acostumbrado tiene consecuencias negativas (personas atrapadas por la nieve, incomunicación, problemas de suministros, etcétera) pero también momentos inolvidables.
Más de treinta centímetros de nieve y nuestro entorno se había transformado en otro mundo, en otro tiempo, otra dimensión, y otra forma de verlo. La calle era blanca, los coches montones de nieve, los jardines, colchones de blanca espuma, la vegetación se transformó en caprichosas figuras de texturas combinadas: ramas afiladas, nieve suave.
En muchos años —más de los que tengo— no se había visto nada así. Y poder disfrutar en familia, un paseo por la nieve, se ha convertido en un momento único, irrepetible, que siempre se va a quedar en nuestra memoria, por lo excepcional del hecho, y por la belleza.
Si ya es memorable para un adulto, lo que tiene que ser para una niña de 6 años.