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Ecología

Shinrin-Yoku: El poder del bosque

Cielo y árbol

Una teoría que explicaría la razón del poderoso efecto que tiene el paisaje natural sobre nosotros postula que cuando estamos en la naturaleza prestamos atención de un modo diferente. William James, hermano del novelista Henry James y gran pensador del siglo XIX, explicaba que hay dos modos de prestar atención. El primero es «voluntario», o dirigido: es el que usamos en tareas que exigen esfuerzo y concentración. Es el que usamos en el trabajo, o conduciendo, o incluso cuando vamos por una calle muy concurrida. Hay muchísimas cosas que exigen atención «dirigida»: los escaparates y las vallas publicitarias, las máquinas expendedoras y los semáforos. Eso hace que pasar un rato en la calle nos fatigue mentalmente. El segundo es «involuntario». Es lo que algunos llaman «suave fascinación». Me parece una expresión bellísima. La atención involuntaria no requiere esfuerzo mental; surge de forma natural. Es el tipo de atención que prestamos en la naturaleza. Ahí, nuestra mente se fija sin querer en las nubes y las puestas de sol, las hojas que se mueven con la brisa, las cascadas y los arroyos, el cantar de los pájaros o el susurro del viento. Estas imágenes y sonidos son un alivio para nuestra mente. Así puede vagar libre y reflexionar, recuperando la capacidad de pensar más claramente.

«El poder del bosque. Shinrin-Yoku» — Dr. Qing Li